«(…) La Carrera de la Paz expresa la voluntad de todos los participantes de mantener una paz duradera, la seguridad y la cooperación entre los pueblos de todos los continentes de nuestro planeta. (…) Se profundiza la solidaridad internacional entre los atletas y la popularización del del ciclismo amateur »
Se acerca el verano rápidamente y con él, el Tour de Francia, seguramente la competición deportiva que más me llama la atención. Antés la idolatraba, desde los tiempos de Angel Arroyo, Hinault, Laurent Fignon, Pedro Delgado, Greg Lemond Marino Lejaterra y por supuesto, Indurain. Desde 1998 con el caso Festina y los posteriores escandalos del doping con las expulsiones en plena carrera de virtuales vencedores y, quizá, el abrumador dominio de Amstrong enfriaron mi relación con la carrera francesa. La seguía y en ocasiones volvía a vibrar, el duelo de Ulrich con Amstrong en 2003, las etapas del Euskaltel, y siempre, los Pireneos y los Alpes, magníficos de ver en cualquier edición. Pero todo eso era destruido una y otra vez con algún caso de doping, incluso de quien menos lo esperabas.
Afortunadamente de un par de años para aquí he vuelto a recuperar el interés por el Tour, quizá fue por el regreso de lance Amstrong y la curiosidad por ver que tal le iban las cosas en la carretera (y el deseo oculto de que no volviera a ganar). No gano, pero consiguió despertarme. Otra vez volvía a consultar los perfiles de etapa, la lista de corredores. Quería ver todas la etapas posibles, incluso las sesteantes con llegada al sprint para comprobar de primera mano el estado de forma de los corredores. Que sus nombres me resultaran familiares, en el Tour de 1991 sabía quienes eran Lemond, Fignon, Bugno e Indurain. Pero también Roosen, Skibby, Nijdam y compañia. Otra vez intentare ver integras las etapas más exigentes, incluso cuando sé que en los primeros kilometros, tras la escapada buena inicial, lo más interesante es ver a los pobres ciclistas orinando en las cunetas, da igual, es el Tour, es ciclismo, del grande. Sin embargo está la sombra de la duda. El caso Contador no inspira mucha confianza. Tenemos un gobierno que levanta las manos indignado con las acusaciones de pepinos contaminados pero no duda en desprestigiar las chuletas patrias al hacer buenas las tesis de que se inflan con clenbuterol. Supongo que es la inocencia perdida, que una vez roto el velo ya no se ve nada como antes.
Y así, como la vieja nueva obsesión vuelve a habitar mis pensamientos, he dedicado buena parte del día de ayer a navegar por la web en busca de recuerdos del pasado. Buscaba juegos de mesa que hablaran sobre ciclismo, pero también esas momentos que ya empiezán a quedar lejos, como el paso di Gavia en el Giro del 88, o el primer tour de Indurain, o las primeras victorias de los escarabajos en las montañas de Europa. Pero también buscaba algo que en su momento no preste demasiado atención, la participación de una selección soviética de ciclismo en ruta en la Vuelta Ciclista a España en las ediciones de 1986 y 1987, de la que sólo recuerdo que en los periódicos se decía que ganaron por goleado al equipo americano que se presento (el Xerox creo que era) y que abandonaron todos sus miembros antes de llegar a la meta. Es verdad que eran amateurs, pero vaya amateurs, campeones olimpicos y algunos de ellos con sus añitos.
Parafraseando a John Le Carre son los ciclistas que surgieron del frió, de los timidos pasos en pequeñas vueltas sobre todo en Francia a principios de los 80, luego aquellas vueltas a España, y después con el Alfa Lum, el equipo de San Marino el salto de las grandes figuras al profesionalismo. Les fue bien a casi todos aunque se les reprochaba cierta diletancia para la clase que tenían. Pero los Abodoujaparov, Ivanov, Klimov, Ekimov, Poulnikov sirvieron como avanzadilla para lo que hoy es muy habitual, encontrar algún ciclista de alguna república ex soviética en sus filas los hay tan famosos como Denis Menchov(ruso) , Yaroslav Popovich (ucranio) o Vasili Kirienka (bielorruso), pero hay muchos más, pero no sólo de esos países, también de los antiguos miembros del Pacto de Varsovia.
Pero el ciclismo en los países del llamado bloque socialista, ese gran desconocido que decía el otro, no se limitaba a citas estelares puntuales como JJOO, campeonatos mundiales y europeos. También tenía su propio Tour, que se llamaba La Carrera de La Amistad. Una prueba que nació en 1948 uniendo Varsovia con Praga, y más tarde, en 1952, Berlín. esas tres capitales serían el eje de las rutas de las diferentes ediciones. Una prueba que estaba organizada por periodicos estatales, así como en Italia el Giro lo organizaba La Gazere de lo Sport, el Tour el diario L´Equipe, y en España la Vuelta El Correo Español, allí eran el polaco Trybuna Ludu, el checoslovaco Rudé Právo, y alemán Neues Deutschland. La verdad es que tiempos aquellos en que la prensa deportiva prefería organizar eventos deportivos y dar cuenta de las hazañas que allí sucedían a azuzar y amplificar estériles polémicas y fantasías.
Lo cierto es que La Carrera de la Amistad tenía una particularidad estaba abierta a los extranjeros (el propio Indurain la disputó en 1983) que participaban con la condición de ser amateurs y en selecciones nacionales. No es raro encontrar en puestos destacados a franceses, británicos o daneses en sus ediciones. La premisa con la que abría la entrada y que figura en la primera página del reglamento parecía real «(…) La Carrera de la Paz expresa la voluntad de todos los participantes de mantener una paz duradera, la seguridad y la cooperación entre los pueblos de todos los continentes de nuestro planeta. (…) Se profundiza la solidaridad internacional entre los atletas y la popularización del del ciclismo amateur » Como también parece real el ambiente festivo que rodea a la carrera de la Paz, la expectación por ver a los campeones, y las sonrisas, muchisimas sonrisas, de los espectadores y de los ciclistas. Salvo el Tour, y quizá el Giro, se ha perdido ese sentido de fiesta que es una gran vuelta.
El Tour de la Paz no paso por Praga en 1969, debido a la repersión de la Primavera de Praga, y en las ediciones de 1986 y 1985 el diario Pravda se sumo a la organización con salidas de Kiev y de Mocú respectivamente. Fueron sus mejores años. Con la caída del muro, los ciclistas dieron el salto a occidente y sus quipos profesionales preferian disputar otras pruebas más rentables y reconocidas en Occidente. Sobrevivió como pudo en un entramado comercial y con una federación, la UCI, que condena a las pruebas pequeñas, hasta que el año 2006 desapareció. No estoy seguro pero creo se mantiene una marcha cicloturista con esa denominación. Lo que estoy seguro es que tardara mucho en borrarse de la memoria de los aficionados al ciclismo de aquellos paises.
Por supuesto La Carrera de La Paz, ha sido trasladada a los tableros, tanto por checoslovacos, como por alemanes orientales.
Ambos juegos no parecen ser nada del otro mundo, tiradados estilo oca un poco más complicado. Pero para mi ha sido una autentica sorpresa que existiera este tipo de producto. ¿Quien sabe igual tenían hasta algo parecido a nuestras chapas para reproducir sus particulares Carreras de la Paz. Yo me hago mayor ya para jugar con chapas, y para reproducir mis particulares etapas me conformo con el PC, más frio, más espectacular pero me permite volver a pasear el maillot de la CCCP por las carreteras de Europa junto a Schlek, Contador y Cia.
Grandísima entrada.
Sovervio desarrollo de los echos, que engancha al lector a medida que va leyendo.
La verdad es que es una pena que estas cosas desaparezcan(En parte por culpa de una UCI que si no tienes los bolsillos llenos de dinero fresco, y porque no decirlo, si es corrupto, para ellos, mucho mejor; no te deja formar tu propia carrera, equipo o lo que sea de calidad y reconocimiento).
Creo que en 2008 se intentó hacer una cosa parecida en Surafrica, con un seguido de unas 5 Clasicas, pero desapareció al año siguiente, nose, una auténtica pena. Si es que aun sigue esa carrera, como tu comentas, ciclisturista, espero que vuelvan a conseguir llevarla a categoría Professional UCI, y que todos podamos ver una carrera que unifique al mundo.
Bravo, Lev! No deja de sorprenderme cuánto te documentas en tus artículos y de tu capacidad para relacionarlo con los juegos de mesa. No tenía ni idea de esta llamada «Carrera de la paz».
No soy gran aficionado al ciclismo. Conozco los ciclistas célebres y sigo los resultados de los grandes circuitos pero no me llama mucho la atención este deporte. Aun así, la entrada me ha gustado bastante. Buen trabajo! 🙂
Hay otro juego de la carrera de la paz, alemán del 1954.
http://www.cyclingboardgames.net/g_pragberlinwarschaw.htm
Se vé que he actualizado la web a la vez que tú escribías esta entrada en el blog.
Salud,
AT