A estas alturas la pequeña, pero apasionada y participativa comunidad virtual que se aglutina en torno a los juegos de mesa ya sabrá de sobra cuales son los candidatos al Juego del Año 2013. Como siempre vuelven las viejas y esteriles polémicas, es normal, es la salsa de los premios, es imposible satisfacer a todos.
Pero el objetivo de esta entrada no es discutir a los nominados, seguro que todos tienen meritos en su haber, yo no he jugado a ninguno, así como para decir algo. Lo que sí se puede es hablar es de naturaleza de este premio, de a lo que corresponde, de a lo que premia. En este blog no nos conformamos con las descripciones oficiales que uno haga de si mismo, desconfiamos de la autobiagrafía de Jose María Aznar lo mismo que desconfiamos de las bases del Juego del Año. Y no por nada especial, no se trata de arrojar a los caballos una iniciativa que sin duda tiene su merito. Pero entiendo que no es necesario que para que esa iniciativa triunfe, se traslade algo que no es real.
Para empezar el Juego del Año en España, que cumple ya mismo 9 ediciones, es un remedo del Spiel des Jahres alemán (SdJ), estos con la friolera de 35 ediciones. El SdJ lo es todo en el mundo comercial de los juegos de mesa. A estas alturas un juego con la pegatina SdJ consigue que los alemanes lo compren por cientos de miles. Es tal su prestigio, que ocurre lo impensable, el premio de la crítica, anula la capacidad crítica de los consumidores y lo compran sin pensarselo siquiera. El sdj tiene un prestigio ganado apulso. Otro ejemplo de la eficacia alemana que tanto nos gusta a los mediterráneos.
Quien quiera saber como se formó y cuales son los principios oficiales del SdJ puede consultar la charla que el mismo Tom Werneck en las pasadas jornadas DAU de Barcelona. Está transcrita y traducida en la Ficha Roja. Me impresiono el Werneck, lejos de ser un visionario de los juegos de mesa, estaba ante una visión empresarial del mundo de los juegos de mesa como no había visto antes.
SdJ es hoy una de la mayores marcas que hay en el mundo de los juegos de mesa, mucho más importante e influyente que la inmensa mayoría de las editoriales de juegos de mesa. Werneck y cia han construido algo muy importante con muchísima inteligencia. Y los resultados están a la vista, en Alemania se celebra la feria de Essen, que congrega cada vez más y más gente de todas las partes del planeta, y en Alemania casi se puede decir que venden juegos como salchichas. En el «gran salto adelante de los juegos de mesa» el SdJ ha tenido mucho que ver.
El JdA nació como nació el juego del año en otros paises, con el gran referente de Alemania, y con la esperanza de llegar a ser si quiera una fracción de lo que es el SdJ.
No tengo muy claro cual es el criterio que ha llevado este año ha incluir en la pegatina del JdA, la sentencia «Premio de la crítica», pero es algo que lleva haciendo mucho tiempo el SdJ. No sé en que momento se fundieron crítica y marketing, o más exactamente en que momento usurpo el marketing a la crítica, pero como en Alemania ha terminado sucediendo en España. Es muy inteligente sí, pero para el aficionado de todos los días es un poco deprimente. Los seguidores del fútbol lo entenderán, vean en lo que se ha convertido ese deporte y que es lo que se valora, y lo difícil que resulta identificarse con los jugadores del equipo de uno y el mercado que hay en torno a él. Aunque quien sabe igual ese el reconocimiento social que anhelan los premios del año. Mucho dinero y muchos titulares para la industria ¿a quién va a hacer daño eso? ¿a los profesionales, cada vez con más encargos? ¿a los aficionados cada vez con ¿mejores? juegos?
Aquí, en España, también se ha instalado una falsa percepción y me asalta la duda ¿habrán sido los responsables del JdA tan ingenuos de creerse el discurso oficial del SdJ? ¿habrán comprendido que lo que hace el el SdJ es promover el negocio de los juegos de mesa y no los juegos de mesa? ¿se habrán dado cuenta que se premia lo que es vendible en criterios de empresa? No lo tengo claro, los responsables de JdA suelen mostrar ciertas inquietudes sociales que me dan a entender que no han visto la cara oscura del JdA.
Y digo todo esto por que a semejanza del criterio alemán se ha impuesto una manera de ver las cosas pésima. Se premian los juegos vendibles, es decir lo que la industria considera vendible; esto es bonito, corto, sencillo (a veces hasta simple), con temas neutros, y apto para todas las edades. En fin juegos que seguro que están bien, pero seguro que no despiertan la euforia en nadie. Sólo teniendo en cuenta esos criterios podemos entender que pasen cosas como que el nº 1 la BGG, el Twilight Struggle sea un juego desaconsejado, como propio de ingenieros y no para nadie con ganas de divertirse y descubrir lo que son los juegos de mesa. O por citar un ejemplo de este año, y tomando la consideración de la bases del propio premio ¿es posible que un juego con 9 años se adecue más al publico español que un juego de un autor español editado este mismo año?
Son ejemplos subjetivos, pero lo que se trata es de demostrar que el SdJ, el JdA, no son ningún premio, solo son marcas, una con un increíble prestigio, la otra por hacérselo. Y el lugar que nos toca a nosotros, ya se sabe cual es, el de consumidores, que para algo está la crítica.