Cuando la Segunda Guerra Mundial finalizaba y los gobiernos empezaban a tomar posiciones para la próxima, los departamentos de propaganda buscaban la mejor foto que reflejara el heroísmo y la gloria de los vencedores en la hora de la victoria. En la isla de Iwo Jima los EEUU obtuvieron su instantánea; la Unión Soviética hizo lo propio poco después en pleno Reichstag berlinense.
Está foto ha servido para que el periódico «El Mundo» nos de una sus habituales lecciones en favor de la libertad, la etica, la democracia y el progreso; en la entrada de un blog de uno de sus colaboradores «la manipulación en los tiempos sin photoshop»
Está foto de Yeuvgueni Jaldei fue retocada por las autoridades soviéticas, en primer lugar para darla, si cabe, de un mayor dramatismo, oscureciendola y aumentando la intensidad del humo y, además, quitando «elementos dudosos» de los gloriosos soldados soviéticos que podían sugerir que se dedicaban al pillaje. En la foto original se ve al sargento Mijail Yegorov con dos relojes, uno en cada muñeca.
Quien desee más información puede consultar el blog de Fotos Históricas o Famous Pictures para más detalles de las diferentes versiones que el gobierno soviético hizo del trabajo de Jaldei.
El problema de todo esto, viene, como no, del mundo. No contento con las correcciones que se hizo de las fotos, propone como foto original del evento una instantánea tomada momentos antes del izado de la bandera. Así ya pueden incluir más elementos que cuestionen esta fotografía, y permitirse el juicio categórico de que «transformaron casi por completo la escena».
Evidentemente la foto está pertenece a la secuencia de fotos que Jaldei obtuvo, pero presentarla como la foto que fue manipulada es otra burda manipulación. Paradójicamente el efecto que consigue «EL Mundo» al plantear de esta manera la foto es el que buscaba Stalin y la propaganda soviética, esto es que era un foto espontanea de guerra en el momento glorioso de la victoria (y que ha de retocarse si no ha sido lo suficientemente bonita). Pero señores de «EL Mundo» han de saber que no fue una foto espontanea que ni Yegorov ni Kantarian, los soldados de la foto, fueron los primeros que colgaron la bandera roja en el Reichstag.
Que si la idea es desprestigiar al Ejército Rojo sería mucho más eficaz contar la verdadera historia de los primeros que lograron hacer ondear la bandera roja y la posterior fabricación de la versión oficial que nos hace encontrarnos de bruces con el stanilismo y su burocracia ignominiosa.
En noviembre de 1961 el teniente general Teleguin reconoció ante una comisón del Instituto de Marxismo-Leninismo que la historia de la bandera era un «asunto feo». Por resumirlo de algun modo, todos los soldados soviéticos del Tercer ejército de Choque y del 1er Frente Bielorruso, los que lucharon en la batalla de Berlín, presumieron de haber participado en la conquista del Reichstag, el último baluarte nazi en Berlín. Allí fueron todos cuando se conoció la noticia de su caída, para dejar su firma, para llevarse una piedra, para colgar cualquier trozo de tela roja en el balcón, en la ventana, donde fuera. Sabían que los primeros en colocar la bandera roja en el Reichstag serían condecorados como heroes de la unión Soviética y obtendrían la estrella de oro.
Hoy se sabe que el asalto final al Reichstag fue poco menos que desorganizado y tumultuoso; el mando del ejército rojo no pudo ejercer el mismo sobre su hombres y acabar con el Reichstag, colocar la bandera, fue una cuestión de pequeños grupos que se pasaron por alto cualquier orden recibida.
La noche del 30 de abril el capitán Makov, los sargentos Zagitov y Minin, los soldados Lisimenko y Brobov irrumpieron en las azoteas del Reichstag. Menin izó la bandera que fue distinguida en medio del fuego y las esculturas. Fueron todos propuestos para la mayor de las condecoraciones de la unión Soviética.
Después llegaría la famosa foto oficial, la necesidad de heroes que concuerden con el estado stalinista, y se eligió a Melitón Kantarian (georgiano como Stalin) y Mijail Yegorov (ruso) como los más adecuados para representar el 2 de mayo la toma del Reichstag. Una comisión dictaminaría un año más tarde que los acreedores a «heroes de la Unión Soviética» y «La estrella de oro» serían ellos. La foto debía ser real. Y los hombres de Makov condenados al olvido.
Que quede claro que tanto Kantarian como Yegorov se habían revelado durante la guerra como soldados excepcionales, y participaron en la batalla de Berlín, pero la historia les colocó en un sitio del que les fue difícil rehusar. En cierto modo la historia «les absolvera».
Y también para señalar que no debe cuestionar por un solo instante el valor del ejército rojo, pero si saber el horror de la lucha en las calles de Berlín. Abría la entrada con una foto de niños alemanes que lucharon contra los soldados soviéticos -es díficil sentirse heroe en esas circunstancias- eso fue la lucha final que obligó el nazismo. Una defensa desesperada aunque todo estuviera perdido. La consideración de los dos relojes en la muñeca de yegorov me parece superflua en este contexto.
Y para terminar una galeria de fotos de los que fue Berlín en mayo de 1945, extraida de pobieda Todas ellas para mi son las fotos oficiales de la victoria.
Y sí, aunque parezca mentira, hay por lo menos un juego de mesa que cubre esta batalla, Red storm over the Reich (tormenta roja sobre el Reich) de Ted raicer, el mismo de Paths of Glory, y editado por Compass games.